Trabajo, especialidad en peligro en el Sistema Nacional de Salud

Trabajo, especialidad en peligro en el Sistema Nacional de Salud

Carta de Francisco Vicente Fornés, presidente de la semst

Trabajo, especialidad en peligro en el Sistema Nacional de Salud

Los profesionales de Medicina del Trabajo claman en el desierto ante la pasividad de la Administración, que pretende reorganizar los servicios de Prevención de Riesgos Laborales sin oír a los expertos. Las sociedades científicas creen que la nueva norma restará calidad asistencial.

Desde la Sociedad Española de Medicina y Seguridad del Trabajo (Semst) denunciamos los momentos tan difíciles que está atravesando la Medicina del Trabajo en España.

Más que difíciles, podríamos decir críticos: la situación económica por la que pasa el país, el déficit de profesionales con formación dispuestos a trabajar en los servicios de Prevención de Riesgos Laborales y el trámite avanzado del borrador para la aprobación del real decreto por el que se establecen los requisitos técnicos y condiciones mínimas para la autorización y seguimiento de la actividad sanitaria de los servicios de prevención, sobre el que esta sociedad científica muestra su total oposición, si prospera el texto tal y como está redactado actualmente.

Desde que se iniciaron los trabajos de elaboración del borrador de este decreto por el que se quiere modificar y regular la actividad sanitaria de los servicios de Prevención de Riesgos Laborales, la Semst empezó a manifestar en todos los ámbitos su tremenda preocupación, ya que, tras su lectura, se deducía la más que segura disminución de la calidad en que se realizaría la vigilancia de la salud en estos servicios, con la consecuente repercusión negativa en la salud de los trabajadores en particular y de la sociedad española en general.

La Semst es una entidad con más de cincuenta años de antigüedad y cuenta ahora con más de 3.200 socios, agrupados en trece sociedades autonómicas federadas que abarcan la totalidad del territorio nacional, siendo la más antigua y numerosa del país en materia de Medicina del Trabajo y Prevención de Riesgos Laborales.

* Las dificultades económicas que hoy están atravesando muchas empresas del país repercuten directamente en los profesionales sanitarios que desarrollan su actividad en el ámbito laboral

Con este aval hemos realizado numerosas actuaciones para mostrar nuestro rechazo a la futura norma. Hemos escrito cartas a distintos ministerios, a las organizaciones sindicales más representativas del país, a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales y a la Comisión Interterritorial de Salud Pública, explicando a todos nuestra postura como sociedad científica.

También hemos hecho llegar nuestras opiniones a diferentes medios de comunicación. En la fase de alegaciones al proyecto de real decreto, además de nuestras objeciones particulares, hemos dicho lo que pensamos sobre la norma a los participantes en su diseño, especialmente a la Vicepresidencia primera del Gobierno, al Ministerio de Sanidad, al Ministerio de Presidencia y al Ministerio de Trabajo.

Aviso a las administraciones

Desde todas las sociedades federadas de la Semst se ha contactado con las autoridades autonómicas para transmitir el posicionamiento de cada entidad de rechazo al decreto, para que desde todas las regiones se oyera también nuestra voz.

Como parte fundamental de este proceso, en mayo de 2010 fui recibido por el director general de Salud Pública y el subdirector general de Salud Laboral del Ministerio de Sanidad, en mi condición de presidente de la Semst. En aquella reunión manifesté la opinión de nuestra sociedad científica. Además, en ese encuentro expuse muy claramente lo que pensamos: que si se aprueba el real decreto que nos ocupa, además de disminuir de una manera muy importante la calidad asistencial, se podría asestar un golpe de gracia definitivo a la especialidad de Medicina del Trabajo, inmersa actualmente en un contexto crítico, ya que las dificultades económicas que están atravesando muchas empresas del país repercuten directamente en los profesionales sanitarios que desarrollan su actividad en el terreno laboral.

* El déficit de especialistas en Medicina del Trabajo no se debe a una falta real de titulados sino a la ausencia de profesionales que quieran trabajar en malas condiciones laborales y económicas

A este panorama hay que añadir la escasez de especialistas en Medicina de Empresa o del Trabajo, pero no debido a un déficit real de titulados, sino a la ausencia de especialistas que quieran desarrollar su actividad diaria en los servicios de Prevención de Riesgos Laborales, tanto propios como ajenos, por las malas condiciones laborales y económicas que se les ofrecen.

Otros problemas de la especialidad

Si a todos estos problemas sumamos que el número de plazas MIR ofertadas para Medicina del Trabajo es muy inferior a las necesidades vegetativas, y que la formación especializada para la Enfermería del Trabajo no acaba de concretarse, ya existe una excusa fácil para que el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad disminuya los ratios actuales de una unidad básica sanitaria. Los parámetros que están en vigor fijan la obligatoriedad de un médico y un enfermero de Empresa o del Trabajo por cada 1.000 trabajadores, mientras que el real decreto que se baraja eleva a 2.000 el número de trabajadores necesarios para constituir esa unidad básica. Más aún, se abren las puertas para que cualquier especialista sin la debida formación en la materia pueda computar para el cálculo de este porcentaje y, por si fuera poco, el personal en periodo de formación especializada también se incluye en la consecución de estas medias.

Esperemos que desde Sanidad, que ha demostrado sobradamente su sensibilidad para la protección de la salud de los trabajadores y de todos los ciudadanos, se corrija a tiempo este lamentable borrador de real decreto, que sólo supondría un error garrafal y una previsible disminución de la salud de los trabajadores, con lo que eso conlleva en materia de aumento del número de las enfermedades, pérdida de jornadas laborales y el lógico perjuicio para las empresas y para la propia Administración.

La Medicina del Trabajo debe ser uno de los pilares de la prevención y la promoción de la salud, así como de la atención primaria de los trabajadores, y cualquier medida que repercuta en la disminución de la calidad de la actuación de los profesionales supondrá una reducción de su salud.

Entre todos -profesionales, empresarios y administraciones sanitarias- hemos de colaborar para que sea así, ya que de esa manera conseguiremos el fin que todos pretendemos, que es la mejora de las condiciones de salud de los trabajadores.

Fuente: diariomedico.com

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